domingo, 6 de julio de 2025

De la serie blanca o el desliz de Luz Gay

 







Diario de la Marina, 11 y 14 septiembre 1900.



Luz Gay y La Revista Blanca

 

 Álvaro de la Iglesia


 Con una perseverancia rarísima en su sexo y con una modestia encantadora, más rara aun en la mujer de letras, la inteligentísima y simpática escritora señorita Luz Gay, viene realizando una obra a todo extremo laudable: la publicación de su preciosa Revista Blanca, nunca lo suficientemente encomiada.

 Cuanta actividad y cuanta virtud representa una publicación que en el silencio y sin estrepitosos anuncios, trabaja por la causa de la cultura cubana, no hemos de apreciarlo nosotros. Basta para su triunfo, ser la obra delicada y hondamente sentida de una mujer, de una niña mejor, corazón animoso que en medio de un pueblo mercantilista por excelencia, ha echado los cimientos de su bello edificio consagrado a la mujer y que, (doloroso es decirlo), no tiene aun por patrocinadoras a todas las cubanas.

 Luz Gay, que viene a engrosar la falange de las escritoras americanas y no ciertamente en lugar secundario, ha dado todo su ser, todas las actividades de un carácter nervioso y vibrante, todas las delicadezas de su corazón de artista a ese periódico selecto y refinado, que es la negación del lucro en la esfera de la publicidad y la vez que el tipo genuino en que deben colocarse las publicaciones literarias.

 Lo que ha tenido que luchar y que trabajar la tierna directora para llegar al punto en que hoy se halla el objeto de sus nobles ambiciones, lo saben bien todos los que enamorados de una idea noble y encariñada con el corazón, la han visto venir a tierra herida de muerte por la frialdad inconcebible de un público, encumbrado a veces de cosas vanas ya que no indignas. Pero esta vez ha triunfado la debilidad graciosa y al propio tiempo bizarra de una niña superior a su rezo, testimonio elocuente de cuanto puede una voluntad al servicio de una idea y un corazón animoso lleno de claridades inefables y de provísimas abnegaciones. ¡Tal vez sobre hermosa obra realizada con pasmosa discreción por un ser todo debilidad ha dejado caer desde la otra vida sobrenaturales revelaciones un padre amoroso, oculto inspirador de la genial artista.

 En La Revista Blanca, Luz Gay lo es todo: la selección discretísima de los originales y la galanura y la novedad de la forma tipográfica; el orden verdaderamente varonil de una administración modelo y la seriedad inglesa de la confección. Luz Gay es el éxito; puede jactarse de ello. Precisamente se trata de una revista que no han hecho popular ni firmas cubanas de gran nombre ni deleznables cambios de elogios entre la gente de pluma.

 Con la silenciosa fuerza de la ola que bate un día y otro día el bloque de granito y lo socava, así la Revista Blanca, que dirige una niña con su propia inspiración y con su maravillosa voluntad de acero, ha quebrantado el muro de la indiferencia pública, se ha hecho abrir, por su propio mérito, la puerta de todos los hogares más distinguidos y luce hoy sus nacaradas hojas sobre el volador de la dama distinguida, sobre el piano de la joven culta, en el bufete del hombre serio y en el rinconcito preferido del gabinete de estudio del literato. Hermoso triunfo del talento, éxito halagador de la constancia puesta al servicio de una idea elevada, noble y útil.

 El último número de La Revista Blanca está ante nuestra vista, abierto por una de sus más hermosas páginas: un estudio literario de Rafael Fernández de Castro, sobre el poeta Arolas. Dicho esto, ¿a qué enumerar todas las bellezas del sumario? En él, seremos francos, sólo echamos de menos una cosa: los versos de Luz Gay.

 Porque Luz Gay, es uno de nuestros poetas favoritos. Y nuestros favoritos ¡son tan pocos!

 

 La Discusión, 21 de octubre 1895.


sábado, 5 de julio de 2025

La Revista Blanca

 



Diario de la Marina, 3 de agosto 1894. 

 Revista Blanca comenzó a circular el 15 de julio de 1894, con una frecuencia mensual y sobrevivió casi hasta el nacimiento de la República. Dirigida por la poeta Luz Gay, quien fuera una de las primeras mujeres en ejercer el periodismo en Cuba, por momentos se aproximó a las señas modernistas. Luz era hija del hacendado y coronel de voluntarios, Francisco de Paula Gay, cuya muerte el propio año en que apareció la revista la afectara profundamente. Hacia 1900 comenzaría a dar muestras de desequilibrio cuando reclamó a la Revista Blanca de Madrid, fundada en 1898, el haberle hurtado el título de su publicación. Dos años más tarde perdió completamente el juicio. Vinieron entonces largos años de errancia por las calles de La Habana, por las que se paseaba sin aceptar limosnas y con unos cuadernos envueltos en una bandera ora cubana ora norteamericana. Es así que se le conoce como "la loca de la bandera". Se señala como desencadenante de su trastorno mental un amor fallido; pero en realidad no hay más que sospechas. Concurren acaso otros muchos factores, como puede atisbarse en sus poesías y en algún que otro escrito: el abandono de la madre, la pérdida de recursos tras la muerte del padre, la lealtad en cortocircuito con los ideales paternos (si bien éste derivó al autonomismo), la desilusión ante una república a la que ya llega tocada. Lo cierto es que deambuló en delirio patrio hasta 1920, cuando el Club Femenino lanza una convocatoria a su favor, en virtud de la cual fue internada como enferma mental. Hasta su muerte -al parecer entrada la década del treinta- fue objeto de piadosas peregrinaciones de las feministas cubanas a las diversas clínicas privadas por las que pasó. En 1921 Dulce María Borrero recogió y prologó sus poemas bajo el título Poesías de Luz Gay. En las próximas entradas desgranaremos una serie de documentos poco o nada conocidos sobre esta figura. 


jueves, 3 de julio de 2025

Poesías de Luz Gay

 



Carnestolendas

 

"La musa del dolor", que siempre lleva

el ay! pendiente del jadeante labio,

la que tiene la frente pensativa

y el rostro por las penas demacrado;

 

"La musa del dolor" que sepultada vive

en un cementerio subterráneo, 

llorando por las plácidas venturas 

perdidas en las brumas del pasado;

 

"La musa del dolor" que el Mal destino

envuelve en sus crespones enlutados,

a la que por sus versos dolorosos

"la musa del dolor" denominaron;

 

Se disfraza alegre, de festiva,

de traviesa inquietud si es necesario,

que al mundo le repugnan los espectros

y le entretienen los enmascarados.

 


Después de la fiesta

 

Queden las galas otra vez guardadas:

el cinturón de plata, el blanco traje,

el chal sedoso de nevado encaje

y los ramos de flores perfumadas.

 

Ya pasaron las horas agitadas

en que el asedio del pesar distraje,

regresando las galas sin ultraje

y de suaves aromas impregnadas.

 

Pero tú, terco corazón, persistes

en conservarte indiferente y frío;

como has ido al sarao, así volvistes,

 

y siempre melancólico y sombrío

sigues soñando con fantasmas tristes

y latiendo ¡infeliz! en el vacío.

 

                           Enero, 1896.

  

A mi amigo Juan de Dios Peza 

 

                   Para la tumba de Ernesto Peza                                       

                   (Méjico)

 

Toma la débil flor que te dedica

la musa blanca del país cubano;

pálida, triste, sin follaje vano,

pero en aromas de pureza rica.

 

Para muertos cual tú ¿que significa

en la flor bella del jardín lozano

el brillo frágil del matiz galano?

¿qué la hermosura del color implica?

 

Yo, que se bien lo que lo eterno vale,

busqué una flor que en tu sepulcro exhale

lo que el tiempo no estruja ni consume;


lo que la brisa a las alturas lleva

y hasta los tronos del Señor eleva:

la fragante pureza del perfume!

 

                             1894.

 

Consulta ministerial 

                            A……

 

Huérfana, triste, sin paterno abrigo

sin encontrar piadosos corazones

donde puedan hallar mis aflicciones

el redentor consuelo que mendigo,


por el erial de mi sendero sigo

enterrando mis muertas ambiciones,

y dejo que mis bellas ilusiones

se las lleve el pretérito consigo.

 

Más como por mi mal, me causa miedo

la soledad terrible en que me quedo,

a vos, ministro que la luz reparte,


elevo mi consulta ansiosamente

para saber si puedo dignamente

hallar asilo en el jardín del Arte.

 

                         Mayo, 1894.

 


Tomado de Poesías de Luz Gay; prólogo de Dulce María Borrero, Imprenta y Papelería de Rambla, Bouza y Ca., 1921.