lunes, 6 de octubre de 2025

Elizabeth Walker (Miss Walker)

 

 Pedro Marqués de Armas 


 Jefa por décadas del servicio de enfermería del Hospital de Dementes de Cuba, Elizabeth Walker fue la enfermera psiquiátrica más importante de la República: organizó no solo la asistencia en sus diversos niveles, sino también la docencia formando a varias generaciones de enfermeras especializadas.

 Llegó a La Habana a comienzos de 1901, incorporándose al servicio del Hospital Número Uno. Descendía de una familia inglesa asentada en los Estados Unidos tras la Independencia y se había graduado en el Hospital de Pennsylvania a finales del siglo XIX.

 El 19 de junio de 1903 ocupó el puesto de Superintendente de la Escuela de Enfermería de La Habana, de la que fuera fundadora junto a otras dos enfermeras norteamericanas: Eugenia Hibbard y Gertrude Moorey. Tras dirigir por unos años el servicio de enfermería del Hospital “General Calixto García”, fue convocada en julio de 1909 por el entonces Secretario de Sanidad, Matías Duque, para ocupar la plaza de Superintendente de la Escuela de Enfermeras de Mazorra. Allí permaneció prácticamente hasta su jubilación en 1949.

 Miss Walker participó en la Exposición de Boston, celebrada en octubre de 1914, donde presentó un informe acerca de su experiencia en la isla que le granjeó elogios de la comisión del evento y de la prensa.

 En agosto de 1917 recibió el Premio Nacional de Enfermería. En julio de 1918 fue nombrada consejera de la Asociación de Enfermeras de Cuba, ocupando su plaza de Superintendente de la Escuela de Enfermería de Mazorra otra destaca enfermera, Antonia Casanova.

 En 1929 fue premiada por sus largos años de servicio, con diploma y medalla de oro, por el Secretario de Sanidad Francisco María Fernández.

 En 1930 un pabellón de Mazorra recibió su nombre, develándose un retrato suyo, seguido de un discurso del Dr. José Randín exponiendo sus méritos.

 Durante los años críticos de la década del treinta se mantuvo al frente del cuerpo de Enfermos y Enfermeras de Mazorra.

 En 1936 recibió la condecoración de la Cruz Roja Cubana.

 El 1 de noviembre de 1949, Carlos Ramírez Corría, neurocirujano y entonces Ministro de Salud Pública, la condecoró con motivo de su despedida y regreso a su país de origen, después de tan larga trayectoria.

 Falleció el 25 de junio de 1951 en Filadelfia, Estados Unidos.


lunes, 29 de septiembre de 2025

A la sombra de las encinas

 

 Italo Svevo


 Mamá:

 Justo ayer por la tarde recibí tu carta bonita y buena.

 No lo dudes, para mí tu gran carácter no tiene secretos; aun cuando no puedo descifrar una palabra, comprendo, o creo comprender, lo que quieres decir haciendo correr la pluma de ese modo. Releo muchas veces tus cartas; son tan sencillas, tan buenas, que se parecen a ti; son como fotografías tuyas.

 ¡Amo hasta el papel en que escribes! Lo reconozco: es el que despacha el viejo Creglingi; al verlo recuerdo la calle principal de nuestro pueblecito, tortuosa pero limpia. Vuelvo a verme donde se ensancha formando una plaza, en medio de la cual está la casa de Creglingi, baja y pequeña, con el tejado en forma de sombrero calabrés. ¡La tienda es casi un agujero! Él está dentro; atareado, vende papel, clavos, aguardiente, puros y sellos; es lento pero tiene los ademanes agitados del que quiere darse prisa sirviendo a diez personas; es decir, sirviendo a una y vigilando a las otras nueve con sus ojos inquietos.

 Dale muchos recuerdos de mi parte. ¿Quién iba a decirme que tendría tantas ganas de volver a ver a aquel osazo avaro?

 No creas, mamá, que aquí se esté mal; ¡soy yo el que está mal! No puedo resignarme a no verte, a estar lejos de ti durante tanto tiempo, y mi dolor aumenta al pensar que también tú te sentirás sola en aquella casona grande y alejada del pueblo en que te obstinas en vivir sólo porque es nuestra. Además, tengo verdadera necesidad de respirar aquel aire nuevo, que a nosotros nos llega directo de la fábrica. Aquí respiran un aire denso, ahumado; a mi llegada, vi que se situaba sobre la ciudad, pesado, en forma de un cono enorme; como el vapor que hay en invierno sobre nuestro estanque; pero ése ya sabemos qué es; y es puro. Aquí todos o casi todos están contentos y tranquilos porque no saben que en otra parte se puede vivir mucho mejor.

 Creo que cuando era estudiante estaba más contento porque vivía papá, que se ocupaba de todo mejor que yo. También es verdad que él disponía de más dinero. Para hacerme infeliz basta con la pequeñez de mi cuarto de aquí. ¡En casa lo destinaríamos a los gansos!

 ¿No te parece, mamá, que sería mejor que volviera? Hasta el momento no veo qué provecho puedo sacar estando aquí. No te puedo mandar dinero porque no lo tengo. Me han dado cien francos el primer día; a ti te parecerá una suma considerable, pero aquí no es nada. Yo me las arreglo como puedo, pero el dinero no me llega o me llega muy justo.

 También empiezo a creer que en el comercio es muy, pero muy difícil hacer fortuna; lo mismo que, según dice el notario Mascotti, en los estudios. ¡Es muy difícil! Mi sueldo es envidiado y debo reconocer que no lo merezco. Mi compañero de despacho gana ciento veinte francos al mes y lleva cuatro años con el señor Maller haciendo trabajos que yo no sabré hacer hasta que pasen varios años. Mientras tanto, no puedo esperar ni desear aumentos de sueldo.

 ¿No sería mejor volver a casa? Te ayudaría en tus quehaceres e incluso trabajaría en el campo, y luego leería tranquilamente a mis poetas a la sombra de las encinas, respirando nuestro aire sano y limpio.

 ¡Quiero contártelo todo! La soberbia de mis colegas y de mis jefes aumenta mi malestar. A lo mejor me tratan con altanería porque voy peor vestido que ellos. Son unos pisaverdes que se pasan el día ante el espejo. ¡Qué estúpidos! Si me pusieran en las manos un clásico latino lo sabría comentar, mientras que ellos no conocerían ni el nombre.

 Estas son mis angustias; tú puedes suprimirlas con una sola palabra. Dila y en unas horas estaré contigo.

 Después de escribir esta carta me siento más tranquilo; es como si ya tuviera permiso para partir y fuera a prepararme.

 Un beso de tu cariñoso hijo

                                                                                                            ALFONSO

 

 Comienzo Una vida, traducción Francisca Perujo; Barral Editores S. A., 1978.

 

sábado, 27 de septiembre de 2025

Ulises

 
 

Umberto Saba

 

Navegué en mi juventud a lo largo

de las costas dálmatas. A flor de ola

emergían islotes donde rara vez

se posaba un pájaro tras su presa;

cubiertos de algas, resbalosos al sol,

bellos como esmeraldas. Cuando

la alta marea y la noche los abolían,

velas a sotavento se desbandaban

huyendo mar adentro de la asechanza.

Hoy mi reino es esa tierra de nadie.

El puerto enciende para otros sus luces,

pero a mí me empuja mar adentro

un espíritu no domado aún

y de la vida el doloroso amor.

 

 

Ulisse

 

Nella mia giovanezza ho navigato

lungo le coste dalmate. Isolotti

a fior d’onda emergevano, ove raro

un Uccello sostava intento a prede.

Coperti d’alghe, scivolosi al sole

belli come smeraldi. Quando l’alta

marea e la notte li annullava, vele

sottovento sbandavano più al largo,

per fuggirne l’insidia. Oggi il mio regno

è quella terra di nessuno. Il porto

accende ad altri i suoi lumi, me al largo

sospigne ancora il non domato spirito,

e della vita il doloroso amore.



Versión: Pedro Marqués de Armas


jueves, 25 de septiembre de 2025

El gato intelectual



Luciano Erba



Explora todas las cajas

patrulla todos los cajones

curiosea para descifrar,

es el gato hermenéutico.

Su pensamiento fuerte es maullar

de noche entre los pararrayos del techo

su pensamiento débil pero magistral

roncar frente a la chimenea.

 

 

Un gatto intellettuale

 

Esplora tutte le scatole

perlustra tutti i cassetti

curiosare per decifrare

questo è il gatto ermeneutico.

Il suo pensiero forte è miagolare

di notte tra i parafulmini sul tetto

il suo pensiero debole ma sapienziale

ronfare davanti al caminetto.



Traducción Dolores Labarcena y Pedro Marqués de Armas


martes, 23 de septiembre de 2025

Veneciana

 

Pedro Marqués de Armas 

 

En el mundo supermodelado y vacío

con perdón de la cita

al filo de la mañana

entre lánguidos turistas

un hombre buey

modelo de Tiziano

tirando el carretón de la basura

de puente en puente

los emuntorios de la ciudad

en tonos y matices

con todos sus pigmentos

                        trin

                               tran

           un puente y otro               

                           trin

                                   tran

                 un puente y otro

 

contra lo que no puede el Comune

pese a sus mil y una normativas  


No es normal -dijiste

que ese hombre

uno

         -único-

él solo

Vulcano mismo

haga esa labor